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29 de febrero de 2012

A mí no me digas frases largas, que me pierdo. No me susurres, porque es mentira. Ni se te ocurra hablarme mirandome a los ojos, que me duele.
Me regalaste las estrellas llenas de mentiras, y murieron poco a poco.
Sólo estoy dispuesta a dedicarte una palabra más: adiós.

28 de febrero de 2012

17 milenios más tarde.

No dejes que llueva sobre nuestros zapatos nuevos. Vamos a alinear las estrellas para poder darnos la mano. Mantén tu equilibrio y bésame.
Que te he echado de menos, que he vivido inútiles historias en las noches de invierno. Sin sacarte de la mente, o del corazón, o del estómago.
Que he visto la otra cara de la luna imaginándote. Y tú encima sonreías.
Y hoy vuelves, después de abrazos sin sentido y llamadas al amanecer. Y charcos sin reflejo.
Te has perdido y te he encontrado. Saliendo del medio de la nada sin nada entre las manos. Aleteando esa sonrisa y con pasos cortos. Y te prendes, como fuego, inmediatamente al verme. Y me has echado de menos tú también. Vuelves a mentirme.