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27 de junio de 2011

Eres lo que eres cuando no tienes nada que demostrar.

Soy de las que no creen en el destino pero confían en el tiempo, de las que valoran más un abrazo a tiempo que un ''te quiero'' por despedida. De las que odian fallar en el plan, pero siempre llegan tarde; de las que sonríen por cualquier tontería y lloran por quien no lo merece. De las que sabe apreciar sus amigos de verdad, de las que no cambian por nada una tarde para hablar sin contar nada, de las que se levantan enfadadas si las despierta su padre. 
Pienso en él más de lo recomendable, busco sus miradas por todas partes, dicen que sonrío cuando hablo de él.

8 de junio de 2011

"Recordar es fácil para los que tienen memoria.
Olvidar es difícil para los que tienen corazón."

6 de junio de 2011

Te echaré de menos alguna noche fría del próximo invierno, pero ahora, estoy bien sin el esquema de tu piel en mi mente. Tal vez el tiempo haya apaciguado la guerra en la que mi corazón moría cada noche o puede ser que ahora comiencen nuevas batallas en nombre de otro.
Creo que no hubo un final claro, pero siento como mis miradas ya no buscan las tuyas. Esa sensación extraña de no saber si es verdad o si me miento a mí misma camuflando entre otros brazos las historias que no tuvimos. 
Y cuando cuentes por ahí lo locamente enamorada que estuve de ti, no te olvides de contar el daño que me hiciste. 

2 de junio de 2011

Déjate de preguntas si tú también me quieres.

- Dime, ¿tú crees en el amor, verdad?
- No lo sé.
- Venga ya, ¿nunca te has enamorado? 
- Tampoco lo sé. Para mí el amor no es una cosa que tenga unas reglas específicas, ¿sabes? Quiero decir... cada uno siente el amor de una manera distinta. Puede que lo que yo haya sentido para ti no signifique lo mismo. Puede que para ti no sirva de nada sonreír a escondidas por miedo a que lo sepa, que se te acelere el corazón cuando estás apunto de hablar con esa persona. 
- Por lo tanto... ¿sí que te has enamorado alguna vez, no? Nunca me lo habías contado.
- Supongo que nunca había salido el tema.
- Y dime, ¿por quién has probado el sabor tan amargo del amor?
-  [...] - Silencio, un "tú" hubiera forzado demasiado esta situación.